jueves, 10 de mayo de 2012

Sed Santos

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SED SANTOS

"No hay santo como Jehová; porque no hay ninguno fuera de Tí"

(1 Samuel 2:2)

Es interesante ver en la actualidad como los supermercados están abarrotados de miles y miles de productos comerciales, productos elaborados o fabricados en muchos países del mundo; cada cual trae impreso el nombre del producto, el contenido de sus ingredientes, el logotipo de la empresa comercial, y algunos la fecha de elaboración y de su caducidad.

Entonces, la etiqueta impresa que registra las características de los productos, es vital para que el público consumidor haga una diferencia entre un producto y otro.

A través de este ejemplo o principio, podemos entender lo que Dios hizo cuando llevó a cabo Su Obra de Creación de todas las cosas; de manera espiritual ilustrativa, cada especie de la creación trae impresa la marca que describe sus características y que hace posible hacer una diferencia entre una especie y otra.

Por ejemplo, los árboles, los animales, el sol, el agua, el viento, los insectos, las nubes, los montes, etc. Tienen características diversas los unos de los otros. Cada uno posee una marca singular.

Entonces, cuando Dios crió, formó e hizo físicamente al hombre, solo desarrolló Su Plan Maestro que había trazado desde antes de la fundación del mundo.

Que nos.... llamó con vocación santa, no conforme a nuestras obras, mas según el intento suyo y gracia, la cual nos es dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos. 2 Timoteo 1:9

Elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sea multiplicada. 1 Pedro 1:2

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Es de asombrarse pues, que antes de los tiempos de los siglos, de los tiempos antiguos, Dios ya tenía un Plan para cada uno de nosotros, tenía una vocación santa. (Vocación 2821 Griego: Klésis Significa: Un llamamiento, invitación, vocación y sobrenombre... Concordancia James Strong).

Entonces, de manera figurada, el ser humano (hombre o mujer) recibió su marca particular de acuerdo a sus características personales, en esa etiqueta por así decirlo, estaba impreso un título que decía: ¡Santo!. Este título, es parte de la marca original.

Entonces, fuimos creados con una naturaleza “santa”, no había mancha en el hombre, era irreprochable, transparente, no había en él censura; fue creado para vivir consagrado y dedicado al Santísimo Creador.

Dios pudo haber hecho seres humanos robotizados o mecánicos que vivieran siempre en ese llamamiento o vocación; sin embargo, Él mostró Su respeto divino hacia Su creación llamada hombre y le otorgó una libre voluntad; ya conocemos la historia, el hombre abusó de esa libre voluntad, pecó, y entonces corrompió su naturaleza santa, perdió el “título” de ¡Santo! y fue condenado a ir al infierno y más tarde, vivir para siempre en el Lago de Fuego.

Sabemos que toda persona pecadora, puede ahora evitar este trágico final; lo único que puede que hacer, es reconocer que es un pecador, que Jesús murió por él en la cruz del Calvario y que la Sangre de Cristo puede borrar todos sus pecados; si pide perdón y se arrepiente e invita a Jesús a entrar a su corazón, encontrará salvación y evitará ir al infierno, y tendrá un lugar reservado en los Nuevos Cielos; en la Nueva Tierra; o en la Nueva Ciudad.

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El tema de esta lección es la Santidad, la separación del pecado, o de la naturaleza pecaminosa de uno mismo; además la separación de las cosas del mundo y de toda cosa tenebrosa de Lucifer caído.

Este es un proceso, o un camino que empieza después de la salvación; por tanto, el camino de santidad se convierte en una parte vital para poder recobrar el sobrenombre o título de “Santo”. El hombre escoge si va a transitar en ese camino o no.

El premio más alto que Dios tiene para un remanente de Su pueblo, se llama: ¡La Nueva Jerusalén, o la Ciudad Santa! Apocalipsis 21:10 Apocalipsis 22:1-5 Jesús, el Santo de Israel, o el Cordero de Dios vivirá ahí, y con Él, aquellos que vivieron para crecer y cumplir ese llamamiento o vocación santa en sus vidas terrenas, pues...

“No entrará en ella ninguna cosa sucia, o que hace abominación y mentira; sino solamente los que están escritos en el libro de la vida del Cordero” Apocalipsis 21:27

DIOS ES SANTO

"¿Quién como tú magnífico en santidad?" (Éxodo 15:11)

“Y haré notorio mi santo nombre en medio de mi pueblo Israel, y nunca más dejaré amancillar mi santo nombre; y sabrán las gentes que yo soy Jehová, el Santo en Israel” Ezequiel 39:7

Dios mismo habla de Sí mismo, de Su naturaleza santa; Él es el origen de todas las cosas, el principio de toda creación. ¡El Dios Omnipotente da la forma a todos los tipos de creaciones, a toda existencia y materia!.

En Él no hay inmundicia, nada turbio, ningún pensamiento o sentimiento sucio; todo lo que hay en Él es luz, transparencia, limpieza en extremo; Su naturaleza es sin mancha alguna, santa en su plenitud; la santidad no solo es el atributo principal de Dios, Su naturaleza total es santidad. Nada de Él es objeto de reprensión, y de censura. El entendimiento humano, jamás logrará comprender en su totalidad lo que implica la santidad del Eterno Creador. Sin embargo, al nivel de comprensión que se posea, se debe observar suma reverencia por ella y prestarse a caminar en el camino de la santidad, y así poder recuperar su marca original, en la cual se incluía: La santidad.

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“No hay santo como Jehová; porque no hay ninguno fuera de ti”

(1 Samuel 2:2)

Como Dios, el Señor es pureza sublime, es imposible que el Santo tolere el pecado. La santidad de Dios no es algo que él ha logrado o alcanzado, Él es santidad, esa es Su naturaleza o Su esencia. Para describir esto, pensemos en un limón, su naturaleza es agria, lo agrio no es algo que se agrega, ya se posee esa es su esencia.

El cristiano en su Carrera espiritual debe crecer en una estatura de santidad, Dios es totalmente santidad, por lo tanto Él no debe hacer nada para alcanzar un nivel mayor de ella. Si como cristianos deseamos ser uno con el Señor, ser unidos a Su nombre o a Su naturaleza santa, entonces debemos estar dispuestos a tener cada vez más un mayor nivel se separación de todo aquello que no tiene el Sello de aprobación de nuestro santo Dios. De esta manera creceremos en recobrar el título original que poseíamos al principio cuando el pecado aún no se hacía presente.

No olvidemos que… El premio más alto que Dios tiene para un remanente de Su pueblo que habrá crecido en toda la Estatura espiritual del Señor Jesucristo, se llama: ¡La Nueva Jerusalén, o la Ciudad Santa! Jesús y Su esposa espiritual, vivirán ahí. Hagamos buenas elecciones, y crezcamos en una naturaleza “santa”, sin mancha, irreprochable, transparente, sin censura; consagrado y dedicado al Santo de Israel.

LA HERMOSURA DE LA SANTIDAD.

“En la hermosura de la santidad” Salmo 110:3

La Biblia declara que la naturaleza de la santidad es hermosura.

Hermosura Hebreo: Jadár 1926

Significa: Ornamento, alabanza, honra, resplandor, magnificencia, decoración, hermoso, deleitoso, grato, frondoso.

Gloria y hermosura es su obra.. Salmo 111:3

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Existe un mundo fascinante, asombroso e increíble que, por su tamaño, suele pasar desapercibido a la vista humana, se trata del mundo de los insectos u otros microorganismos, que al mirarlos de cerca nos introducimos a un insospechado y minúsculo mundo.

Observemos por ejemplo, el vuelo de una mariposa, el de una libélula, el de una avispa o una mosca; en cada caso, las alas tienen formas y tamaño diferentes, se mueven al unísono o por separado, es admirable su capacidad para batir sus alas; no podemos hacer a un lado el hecho de pensar que cada una de esas singulares criaturas poseen sus particulares sistemas digestivos y nerviosos; además sus mecanismos sensores para orientarse, su instinto de sobrevivencia, y su comportamiento, etc.

Estas especies vivas y la gran diversidad que incluyen otras miles y miles de especies incluyendo al ser humano, son obras asombrosas, diseñadas y creadas por nuestro Amo, Dueño y Señor. “Formidables, maravillosas son tus obras: Estoy maravillado”. Todas las especies de la creación sin duda alguna, fueron vestidas, ornamentadas, y decoradas hermosamente por el Creador. Entonces, la luz hermosa, el vestido glorioso, el ornamento y adorno de Dios el Creador, es Su propia santidad; esa es Su naturaleza, es Su esencia.

En el creyente….. Espiritualmente, la santidad es el verdadero “vestido”, “ornamento”, el adorno* y atavío que hace vistoso a quien la posee; en la medida que se ha obtenido, la santidad es un vestido resplandeciente que cubre de honra; la santidad hace grata y deleitosa a la persona delante de Dios, e incluso, aquellos que viven a su alrededor notarán ese brillo irreprensible. La santidad viste de belleza, de hermosura, decora o adorna los más mínimos detalles la vida de los creyentes..

“Y dijo Dios: Hagamos al hombre á nuestra imagen, conforme á nuestra semejanza…” Génesis 1:26

Semejanza Hebreo: demút 1823

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Significa: Asemejarse, parecerse, forma; apariencia, aspecto, figura, idea, pensar, semejante.

El ser humano, fue hecho a la Semejanza de Dios, poseía la naturaleza santa de los pensamientos, las ideas, y los atributos de Dios. El hombre poseía una naturaleza santa de amor, justicia, santidad, gratitud, gozo, paz, bondad, generosa, obediente, humilde, etc.

Dios no solo tuvo la idea, el plan o proyecto de la creación del ser humano; también dio la forma o figura de acuerdo al plan; y finalmente puso detalles santos como su vestido, como su ornamento. Esto fue en relación a su espíritu, al alma y cuerpo físico.

En el ser humano fue plasmada la santidad de Dios.

Esto, generó el hecho de que cada persona, originalmente, fuera una persona hermosa, deseable, de deleite y brillante a los ojos de Dios el Creador; estaba vestida por la Gloria de luz del Señor, no necesitaba vestidos literales o externos.

Pero ¿Qué pasó? Ya sabemos la historia, el pecado contaminó la hermosura interna de la santidad, el pecado distanció la honrosa posición del ser humano en relación a su Creador; desde ese momento requirió de un vestido natural. Sin embargo, al llegar a recibir a Jesucristo en el corazón, Dios dice:

¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? 1 Corintios 3:16

Somos un templo santo y el Espíritu de Dios mora en nosotros. Entonces es necesario que nuestra alma y espíritu sean revestidos, adornados, decorados o hermoseados nuevamente con la santidad que poseíamos originalmente cuando fuimos creados por Dios. Esto habla de “recobrar” las virtudes de la naturaleza santa del Señor; esto es un proceso que dura toda la vida del creyente. El final del Plan de Dios, es que en el futuro, en el tiempo perfecto, seamos un adorno u ornamento santo en Su Mano.

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“Y serás corona de gloria (tiferet) en la mano de Jehová, y diadema de reino en la mano del Dios tuyo”. Isaías 62:3

Por lo tanto, hoy seamos cuidadosos de cerciorarnos de que estamos verdaderamente creciendo en la Hermosura de la Santidad….. Pues nuestras obras, servicios o actividades cristianas, en diversos casos, no son una plena garantía de generar agrado y deleite al corazón de Dios. Pero el crecer en santidad y en limpieza, sí lo es.

La gran pregunta es: ¿Estamos adornados, decorados y nuestro ornamento es agradable y pacífico fundamentado sobre la gloria hermosa de la santidad? Somos personas dulces, tiernas, suaves y gentiles? Somos cristianos sosegados, tranquilos y serenos? Somos gente que donde quiera que vamos edificamos, motivamos, animamos y dejamos una huella santa?. Se ha dicho, que humanamente, los mejores testigos que pueden aprobar o desaprobar la condición de nuestra vida cristiana, son nuestros propios familiares o las personas que viven o son cercanas a nosotros diariamente. ¡Preguntémosles!.

SIGNIFICADO DE LA PALABRA SANTIDAD.

Santidad Hebreo: Kadósh 6918 ó Kadásh 6942

Significa: Pureza, sagrado, consagrado, limpio, dedicado, sin mancha, sin tacha, preparar, cortar, separar, apartar, irreprensible, irreprochable, intachable, santo, libre de mezclas.

Se dice que la naturaleza de la santidad puede actuar o mostrarse a plena luz del día, o ante cualquier persona con la tranquilidad de que no hay nada que pueda censurarse o reprenderse. La santidad lleva al creyente a separarse o apartase de todas las cosas y prácticas que no tienen el sello de la naturaleza y aprobación de Dios.

La santidad conduce a crecer en una vida consagrada o dedicada a tener cada vez más, un nivel mayor de unión con todo aquello que es:

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…verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si alguna alabanza…

Filipenses 4:8

La santidad propicia e incrementa a vivir una vida sin tacha, irreprensible, irreprochable e intachable. Nada de lo que piensa, habla o hace, es motivo de reprensión. El nivel de santidad en un creyente, se manifiesta en la medida que sus pensamientos, imaginaciones, expresiones, conducta, actitudes y acciones, no son objeto de censura. Cuando la santidad se incrementa en la vida del creyente, éste busca cada día separarse y morir a toda porción de su vieja naturaleza con tal de que las manchas de su naturaleza pecaminosa vaya siendo transformada a la Imagen del la santidad del Señor Jesucristo.

Un detalle notable que llama la atención, es que una palabra Hebrea cercana a las palabras Hebreas que se usan para santidad:

Kadósh y Kadásh, es: Kadésh 6945

Significa: Idolatría licenciosa; prostitución idolátrica, sodomita.

Esto enseña que la distancia entre santidad y una persona sodomita, prostituta e idolátrica, es relativamente cercana. Esto enseña que se debe ser cuidadoso de estar parados en el camino de progreso en la santidad, de otra manera se corre el riesgo de vivir en cierto nivel de idolatría o prostitución espiritual.

Sin duda, tenemos que crecer en la obtención de la Hermosura de la santidad de Dios; la que adorna y decora para convertirnos en “bellas personas” “personas deseables”; en las personas que los propios familiares desean estar todo el tiempo cerca. Esto es de gran estima delante de Dios.

CREADOS PARA VIVIR EN SANTIDAD.

“según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él en amor” Efesios 1:4

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Existe una gran diversidad de cosas que vemos y usamos cada día, y que tienen un propósito singular.

Por ejemplo: Un auto es fabricado para transportar a la gente y se movilicen más rápido de un lugar a otro. Una escoba es creada para barrer los pisos. Un refrigerador fue ideado para mantener las cosas frías, para mantener los alimentos en buen estado y frescos. Un martillo está diseñado para clavar clavos o golpear; una lápiz fue diseñado para escribir; etc. Entonces, cada cosa creada fue pensada para un propósito en particular. Alguien hizo el auto, la escoba, el refrigerador, o el martillo… Estas cosas fueron hechas con un propósito. Cuando alguien hace algo, generalmente lo hace con un propósito. Sin duda alguna, debemos saber por qué estamos aquí; saber cuál es el propósito para el cual fuimos creados; saber cuál es la Voluntad de Dios para nuestra vida. La verdad real es que Dios no hace nada sin propósito alguno

….para que fuésemos santos y sin mancha delante de él en amor”

Efesios 1:4

Porque la voluntad de Dios es vuestra santificación: que os apartéis de fornicación. 1 Tesalonicenses 4:3

Antes de la fundación del mundo, fuimos escogidos, seleccionados y elegidos por Dios para que fuésemos santos. Este era el Plan Original: Que viviéramos una vida sagrada, limpia y libre de mezclas. Éramos parte de un reino santo, de una familia santa y pertenecíamos al Santísimo.

La santidad era nuestro ornamento, lo que nos adornaba y cubría de honra delante de Dios. Así que, ahí tuvimos una verdadera experiencia de verdadera felicidad y bienestar por causa de vivir en santidad, aunque ello no lo recordemos. Se ha dicho que la felicidad es una añadidura de la santidad. Preguntémonos ahora: ¿Hoy estamos viviendo como santos, apartados, dedicados y sin mancha delante de Dios? ¿Nuestra vida, tanto interna como externa, trasmite un mensaje de que tenemos el Sello de la santidad de Dios?. Si no es así, entonces necesitamos crecer o ir a un nivel de mayor separación, de santidad o de vivir una vida sin reprensión, irreprochable, y sin mancha.

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Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin culpa en medio de la nación maligna y perversa, entre los cuales resplandecéis como luminares en el mundo. Filipenses 2:15

ÁRBOL DE FRUTO

QUE DÉ FRUTO

Alguien ha dicho: La santidad no reside en las manos, sino en el corazón; no se decide fuera, sino dentro del hombre. El hombre, antes de la fundación del mundo, y aún cuando solo poseía una condición espiritual recibió la naturaleza y semejanza santa de Dios. El hombre, entonces era una criatura llena de santidad, luz, de verdad, humildad, amor, paz, gozo, justicia, amabilidad; rebosaba de satisfacción y contentamiento, de dulzura, y suavidad, etcétera.

El hombre era una criatura radical, sus raíces estaban saturadas e impregnadas de la naturaleza santa del Creador; de su ser brotaba una naturaleza transparente, pura, limpia y sin mancha. El deseo de Dios en que el hombre desde sus raíces hasta su cabeza, esté saturado de Su santa naturaleza.

”Y dijo Dios: produzca la tierra hierba verde, hierba que de simiente, árbol de fruto que de fruto según su género... Y produjo la tierra hierba verde, hierba que da simiente según su naturaleza. Y árbol que da fruto, cuya simiente está en él.” Génesis 1: 11-12

Este, aunque fue un mandamiento de Dios en relación a lo que la tierra debía producir, sin embargo, este principio es aplicable a nuestra vida, pues la Palabra de Dios en muchas ocasiones se refiere al hombre tipificado como un árbol.

“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos... Y será como árbol plantado junto a arroyos de aguas”. Salmo 1:1

Por lo tanto, Dios deseó que el hombre fuera un árbol de fruto, que diera fruto, y no solo un árbol que da fruto. Que su vida de santidad se manifestara por completo, o en todo, y no solo por medio de sus dichos o sus palabras. Este era Su propósito, Su Plan Maestro, que el hombre fuera por completo, un árbol de santidad.

En esa Escritura vemos, como incluso la tierra falló en cumplir la indicación de Dios, en lugar de producir árboles de fruto que dieran fruto, solo produjo árboles que dieran fruto. Uno de los pocos ejemplos de un árbol de fruto que da fruto es el aguacate criollo, su naturaleza está en todo el árbol. Su fruto, sus hojas, sus ramas, su tronco y sus raíces tienen el mismo olor y el mismo sabor. Este es un árbol radical, desde sus raíces hasta sus frutos tienen una sola naturaleza, no es así en la mayoría de árboles, pues solo son árboles que dan fruto; las raíces, las ramas y sus hojas tienen un olor y sabor diferente al fruto.

Dios en un principio, antes de la fundación del mundo hizo hombres radicales, en todo su ser estaba Su naturaleza santa. Lamentablemente cuando el hombre pecó, la imagen y semejanza de Dios en ellos se corrompió, se ensució y el hombre se cubrió de una naturaleza sucia, adquirió la naturaleza Luciferina. El hombre fue cubierto con una naturaleza contaminada y sucia: por ello constantemente esta triste, deprimido, molesto, con descontento, lleno de resentimientos, de murmuración, crítica y menosprecio.

“Desde la planta del pie (raíces) hasta la cabeza no hay cosa ilesa, sino herida, hinchazón y podrida llaga”. Isaías 1: 5-6

Incluso, ningún cristiano está exento de manifestar esa naturaleza, pues solo es cuestión de que venga a su vida la adversidad, el maltrato, la ofensa, la contrariedad y aflicción, entonces fácilmente se percatará de la manifestación de esa naturaleza contaminada y sucia.

UN PROPÓSITO NO CUMPLIDO

Hemos sido creados para el propósito de ser atraídos de regreso a Dios, pero cuando nos separamos de Él, las cosas no andan bien en nuestras vidas. Empezamos a quejarnos porque no encontramos el propósito de vivir.

Y si somos observadores, solo unos pocos creyentes están adquiriendo la información de cuál es el propósito de Dios para sus vidas y qué es lo que tienen que hacer para crecer y progresar en vivir una vida santa la cual fue ordenada desde antes de la fundación del mundo. Son muchos los cristianos que viven alejados de este propósito, pues viven para seguir sus propios pensamientos, deseos e intereses personales. Por lo tanto, viven fuera y lejos de un propósito no cumplido.

DIOS ESPERA QUE CUMPLAMOS SU PROPÓSITO

El propósito de Dios no ha cambiado con el tiempo. Tal propósito sigue vigente, y a pesar de que la humanidad se ha encaminado en un rumbo que ha llevado a romper Sus principios morales y espirituales, sin embargo, Su propósito sigue intacto, no se ha rebajado, pues….

La ley de Jehová es perfecta, que vuelve el alma: El testimonio de Jehová, fiel, que hace sabio al pequeño. Salmo 19:7

Habrá muchos… muchos que habrán elegido no cumplir el propósito para el cual fueron creados; otros lo harán a medias; sin embargo habrá unos pocos que decidieron vivir buscar crecer en toda la Estatura de santidad del Señor Jesucristo. Ellos vivirán en la Nueva Ciudad de Jerusalén con el Cordero de Dios.

Por lo tanto, nunca olvidemos:

FUIMOS CREADOS PARA VIVIR EN SANTIDAD.

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